El agricultor Luis Angeles cosecha sus cebollas antes de que terminen de crecer para aprovechar los altísimos precios de este alimento que en Filipinas se ha convertido en un producto del lujo.
Los precios de la cebolla se han disparado en los últimos meses, alcanzando hasta 800 pesos (casi 15 dólares) el kilo en los supermercados de Manila, más caro que el pollo o el cerdo.
Para enfrentar la demanda y poner el precio por debajo de 200 pesos, el gobierno autorizó la importación de 21.000 toneladas de cebolla.
«Es la primera vez que los precios alcanzan este nivel», explica.
Cuando comenzó a cosechar en diciembre, Angeles alcanzó hasta 250 pesos por kilo de cebolla.
Pero en las góndolas de los supermercados de Manila, el precio estaba a más del doble, por encima del salario mínimo diario.
«Le dije a mi familia ‘vendamos la cebolla en lugar de comerla'», contó Candy Roasa, de 56 años, al caminar por un mercado de la capital donde dice que vio bulbos pequeños vendidos por hasta 80 pesos cada uno.
El humilde vegetal se ha convertido en símbolo de riqueza en este empobrecido país asiático.
Una novia utilizó los costosos bulbos en lugar de flores en su ramo matrimonial.
Recientemente, tripulantes de un vuelo de Philippine Airlines procedente de Oriente Medio fueron detenidos en el aeropuerto de Manila por intentar introducir cebollas de contrabando.