El cuerpo humano responde al estrés en muchos niveles. Libera las hormonas que lo hacen respirar más rápido. La presión arterial puede subir. Los músculos se tensan. El estrés constante puede también tensionar al corazón. Pero podría haber diferencias en cuanto a hombres y mujeres.
Un nuevo estudio realizado en la Universidad de California, en Davis, Estados Unidos y publicado en la revista Science Advances, demostró que los corazones responden de forma diferente a la hormona del estrés noradrenalina.
El estudio se hizo en ratones. Pero los científicos consideran que podría llegar a ser extrapolado a los seres humanos, aunque falten más estudios.
Los resultados pueden tener implicancias en trastornos que padecen los humanos, como las arritmias y la insuficiencia cardíaca, así como en la respuesta de los distintos sexos a los medicamentos.
El equipo científico que realizó el estudio construyó un nuevo tipo de sistema de imagen por fluorescencia. Este sistema permite utilizar la luz para ver en tiempo real cómo responde el corazón de un ratón a las hormonas y los neurotransmisores.
Los ratones fueron expuestos a la noradrenalina, también conocida como norepinefrina. La noradrenalina es a la vez un neurotransmisor y una hormona asociada a la respuesta de “lucha o huida” del organismo.
Los resultados revelaron que los corazones de ratones machos y hembras responden uniformemente al principio tras la exposición a la noradrenalina. Sin embargo, algunas zonas del corazón de la hembra vuelven a la normalidad más rápidamente que el del macho. Eso se produce en diferencias en cuanto a la actividad eléctrica del corazón.
“Las diferencias en la actividad eléctrica que observamos se denominan repolarización en los corazones femeninos. La repolarización se refiere al modo en que el corazón se restablece entre cada latido y está estrechamente relacionada con algunos tipos de arritmias”, explicó Jessica Caldwell, primera autora del estudio. Caldwell es becaria postdoctoral del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Davis.
“Sabemos que existen diferencias de sexo en el riesgo de padecer ciertos tipos de arritmias. El estudio revela un nuevo factor que puede contribuir a la diferente susceptibilidad a las arritmias entre hombres y mujeres”, señaló Caldwell.
Las cardiopatías son la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres en Estados Unidos. En 2020 causaron aproximadamente 1 de cada 4 muertes en varones y 1 de cada 5 muertes de mujeres. A pesar del impacto en ambos sexos, la investigación cardiológica se ha realizado en gran medida en sujetos masculinos.
En este estudio, los investigadores estaban interesados en analizar los factores que pueden contribuir a las arritmias. Las arritmias son un tipo de trastorno cardíaco en el que los impulsos eléctricos que controlan los latidos del corazón no funcionan correctamente. Afectan a entre el 1,5% y el 5% de la población.
El novedoso sistema de imagen utiliza un ratón, llamado CAMPER, que fue modificado genéticamente para emitir luz durante una reacción química muy específica del corazón: la unión del AMPc.
La molécula monofosfato de adenosina cíclico (AMPc) es un mensajero intermedio que transforma las señales de hormonas y neurotransmisores, incluida la noradrenalina, en acciones de las células cardíacas.
Las señales luminosas del ratón CAMPER se transmiten mediante un biosensor que utiliza la transferencia de energía por resonancia de fluorescencia. Esta señal puede ser captada a gran velocidad y alta resolución por un nuevo sistema de imagen especialmente diseñado para corazones. Esto permite a los investigadores registrar la reacción del corazón a la noradrenalina en tiempo real, junto con los cambios en la actividad eléctrica.
Este nuevo método de obtención de imágenes reveló las diferencias en la descomposición del AMPc en ratones machos y hembras y las diferencias asociadas en la actividad eléctrica.
Los investigadores no habían planeado estudiar las respuestas basadas en el sexo, según Crystal Ripplinger, autora principal del estudio. Pero empezaron a observar un patrón de reacciones diferentes, lo que les llevó a darse cuenta de que las diferencias se basaban en el sexo.
Cuando empezó su laboratorio hace más de una década, utilizaba exclusivamente animales machos. Era la norma en la mayoría de las investigaciones de la época. Pero hace varios años empezó a incluir machos y hembras en sus estudios.
“La respuesta de los ratones hembra puede ser protectora, o puede que no. Pero simplemente documentar que hay una diferencia medible en la respuesta a una hormona del estrés es significativo”, precisó.
“A veces los datos entre los dos sexos son los mismos. Pero si los datos empiezan a mostrar variaciones, lo primero que hacemos es buscar diferencias entre sexos. Utilizar ratones machos y hembras ha revelado pistas sobre diferencias que nunca habríamos sospechado. Los investigadores se están dando cuenta de que no se puede extrapolar a ambos sexos el estudio de uno solo”, comentó Ripplinger.
Señala que con el estudio actual no está claro qué pueden significar las diferencias en el AMPc y la actividad eléctrica. “La respuesta de las hembras puede ser protectora o no. Pero el simple hecho de documentar que existe una diferencia mensurable en la respuesta a una hormona del estrés es significativo. Esperamos saber más en futuros estudios”, comentó Ripplinger.
El trabajo contó con subvenciones de los Institutos Nacionales de la Salud, la Asociación Americana del Corazón y la Subvención al Mérito de la Administración de Veteranos de los Estados Unidos.