El presidente demócrata estadounidense Joe Biden nombró este martes embajadoras para Colombia, uno de sus principales socios estratégicos, y para Perú, inmerso en una convulsión política tras la destitución del mandatario Pedro Castillo.
Estos nombramientos todavía tienen que ser ratificados por el Senado, pero el Partido Demócrata dispone de mayoría en la Cámara Alta.
Biden ha elegido a Jean Elizabeth Manes como embajadora para Colombia. Actualmente es la representante civil del Departamento de Estado ante el Comando Sur de Estados Unidos. En el pasado fue embajadora en El Salvador, y trabajó en Afganistán, Portugal, Brasil, Uruguay, Argentina y Siria.
Manes, que habla con fluidez español y portugués, tiene como misión afianzar las relaciones diplomáticas con este país latinoamericano que se remontan a hace 200 años en un momento complicado.
Y es que Biden coincide con su homólogo izquierdista Gustavo Petro en varios frentes, como la lucha contra el cambio climático, pero discrepa en otros como su acercamiento a Venezuela, gobernada por Nicolás Maduro, a quien Washington sigue sin considerar presidente legítimo.
Otro de los temas de discrepancia es la crisis política en Perú.
Petro calificó de «exabrupto» la detención del expresidente peruano Pedro Castillo, tras ser destituido por haber intentado disolver el Parlamento, intervenir los poderes públicos y gobernar por decreto.
Por el contrario Estados Unidos no dudó en calificar a Castillo de expresidente horas después de este intento.
Como embajadora de Perú Biden ha nominado a la experimentada Stephanie Syptak-Ramnath, actual jefa adjunta de misión en la embajada de Estados Unidos en México.
La dilatada trayectoria diplomática de Syptak-Ramnath, quien habla español y francés, incluye cargos en el Departamento de Estado, Singapur, Malí o Túnez. Antes fue oficial de la marina de Estados Unidos.
Varios países de la región siguen sin embajador estadounidense, como Bolivia, Cuba, República Dominicana y Haití, pese a que la crisis migratoria y la creciente influencia de China en América Latina y el Caribe son dos prioridades de Washington.