Las campanas de las iglesias sonaron este domingo en la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde los fieles católicos lloraron la muerte del papa emérito Benedicto XVI.
Frente a la basílica del Santo Sepulcro, construida según la tradición cristiana en el lugar donde Jesús fue crucificado, enterrado y resucitado, Matteo Sassano, seminarista italiano de 33 años, dijo que había rezado por la memoria del difunto papa, fallecido el sábado a los 95 años.
«Fue un gran papa (…) y un gran compañero del papa Francisco», dijo, en referencia a Benedicto XVI, quien anunció que dejaba su cargo en 2013 debido a la disminución de sus fuerzas.
Tras su muerte, el administrador apostólico del patriarcado latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, convocó a todos los sacerdotes a celebrar una misa en memoria de Benedicto XVI.
«[Pedimos] a todas las iglesias y monasterios que toquen las campanas, como es nuestra tradición. También pedimos a todos los sacerdotes que celebren una Santa Misa por el descanso de su alma. Que el Señor le conceda el descanso eterno», dijo el patriarca latino.
La Tierra Santa y Jerusalén acogen cada año a miles de peregrinos católicos.
Para Veronica Orzelek, una polaca de 23 años, el papa emérito alemán era «una figura emblemática» en Polonia.
Era un «hombre de paz», declaró Don Faller, un estadounidense de 65 años, a la AFP. Sin embargo, admitió estar «más o menos de acuerdo» con el enfoque tradicionalista de Benedicto XVI, que le había acarreado críticas desde dentro de la Iglesia.
Benedicto XVI estaba, según él, «en la continuidad del catolicismo a la antigua, es decir muy conservador».
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó el sábado que Benedicto XVI era «un verdadero amigo del Estado de israel y del pueblo judío».
El presidente palestino, Mahmud Abas, elogió por su parte un hombre que «apoyó la libertad y la independencia del pueblo palestino».