Se ha ido el tres veces Campeón de la Copa del Mundo (1958, 1962 y 1970), máximo goleador de todos los tiempos (1283 en 1363 partidos), jugador de fútbol del siglo de la FIFA y Embajador Global y Humanitario.
El mundo llora hoy la muerte del mítico jugador brasileño Pelé, tras atravesar por un cuadro crítico de salud desde hacía varias semanas.
La mejor descripción del paso del gran Pelé por el deporte es este mensaje de hace dos años en su cuenta oficial de Instagram: «Pelé transformó Brasil y cambió él solo la historia del deporte. No solamente cambió la historia de la Selección de Brasil, sino que el fútbol no sería lo mismo sin Pelé. Esa jornada comenzó justo hace 80 años, con un niño que jugaba al fútbol descalzo, y que en su camino ayudó a su país a ganar tres Copas del Mundo. Esto es un homenaje del equipo nacional brasileño al Rey del Fútbol. Feliz cumpleaños, Pelé».
Trayectoria del rey Pelé
La obsesión de O Rei, como era conocido por la enorme fanaticada, fue llevar a lo más alto a la Selección brasileña de fútbol.
«Era apenas un niño, un niño con sueño. Cuando vi llorar a mi padre por la derrota de Brasil en la Copa del Mundo de 1950, le prometí a Dondinho que llevaría ese trofeo a su casa. Y aterricé en la Selección con 16 años, y con esa idea metida en mi cabeza», recordó cuando cumplió sus 80 años de vida.
«Representar a Brasil fue mi obsesión. En 1958, sufrí una lesión en la rodilla, pero incluso así, la posibilidad de no llevar a cabo mi sueño me dolía mucho más que este pequeño contratiempo. Conseguimos, juntos, conquistar esa victoria nunca antes vista para nuestro país. Yo tenía apenas 17 años y 249 días, cuando pude ayudar con dos goles en la victoria por 5 a 2 contra Suecia en Estocolmo. Fui el jugador más joven en disputar una final de la Copa del Mundo. Y fue en ese Mundial en el que «camiseta número 10″ cambió mi vida».
“Después de 1958, todavía me sentí bendecido con tres Copas del Mundo más, y fui capaz de levantar el trofeo dos veces más. El equipo brasileño me enseño que los sueños, nunca mueren y que ser perserverante es el secreto para mantenerte en lo más alto. Gracias, Brasil. Fue un placer llevar esa camiseta durante tanto tiempo. Dios fue bueno conmigo».
Pelé nació en octubre de 1940 en Tres Corazones, un pequeño pueblo de Minas Gerais, donde durante años pateó descalzo un balón hecho de tela antes de trasladarse con su familia a Baurú, en Sao Paulo.
Antes de convertirse en mito, Pelé fue “Dico”, un niño que limpió zapatos en la calle para ayudar a su padre, el verdadero “artífice” de la leyenda que deslumbró al mundo con unos inéditos regates.
Pelé solía contar que su padre no pudo contener las lágrimas durante el ‘Maracanazo’, como se recuerda a la “trágica” final del Mundial de 1950 en la que Brasil perdió ante Uruguay por 2-1, y, todavía niño, le hizo el juramento de su vida: “No llores papá, que yo voy a ganar una Copa del Mundo para ti”.
Tan solo diez años después, en 1958, con 17 años, cumplió su promesa. El eterno ’10’ fue pieza clave en la final del Mundial de Suecia, en la que Brasil se impuso por 2-5, con dos goles del adolescente Edson.
Brasil coronaba a su nuevo rey, un maestro en el arte de marcar goles y un regateador nato que mostró al mundo que el fútbol también era cosa de pobres y negros.
Con la selección, después de la gloria en 1958, Pelé disputó el Mundial de Chile’62, pero celebró el título fuera de la cancha por una lesión. Inglaterra’66 fue un torneo para olvidar, de nuevo lesionado por las duras entradas de los rivales y con Brasil eliminada, pero el delantero volvió con más fuerza en México’70, cuando muchos no creían que a sus treinta años sería el gran bastión de esa Copa del Mundo.