El clima electoral ha tomado por completo la política argentina a ocho meses de que se realicen unas elecciones presidenciales marcadas hasta ahora por la ruptura en el oficialismo, una fuerte disputa en la oposición, el adelanto de las precampañas y las confirmaciones de quienes aspiran a ser candidatos.
Las tensiones se agudizan a diario. El miércoles, por ejemplo, cuatro senadores sorprendieron al anunciar que dejaban la bancada del Frente de Todos, la coalición peronista que gobierna el país, y que formarán un bloque propio.
De esta forma, el oficialismo pierde el control del Senado, ya que necesita un quórum de 37 legisladores para iniciar sesiones, pero a partir de ahora apenas si contará con 33, sumando a aliados, lo que anticipa la paralización del Poder Legislativo, algo que suele ocurrir en este país en año electoral.
«El bloque Unidad Federal viene a plantear la necesidad de crear un espacio político que le dé verdadera representación a la agenda federal y de las provincias argentinas», señalaron los disidentes en el comunicado institucional en el que anunciaron su decisión.
Pero, a nivel personal, uno de ellos no escatimó duras críticas al presidente Alberto Fernández. Lo hizo a través de una carta que le envió a la vicepresidenta Cristina Fernández, quien, a su vez, ejerce como presidenta del Senado.
Aunque ella fue quien designó al presidente como candidato en 2019, la ruptura aparentemente es total.
«Motiva mi decisión, en primer término, la distancia cada vez mayor que siento respecto al rumbo de gestión del presidente de la Nación, Alberto Fernández, alejado –a mi humilde entender– de las prioridades que nuestro pueblo demanda», escribió el senador Guillermo Snopek.
«El deterioro absoluto del Estado de Derecho en mi provincia, que comenzara a fines del año 2015, no ha hecho sino profundizarse desde el año 2019. Ha sido, en ese sentido, una gran decepción para todos los que creímos que la asunción de Alberto Fernández podía representar un nuevo porvenir», añadió en la carta que Fernández de Kirchner, en un tácito aval, incluyó en los comunicados oficiales del Senado.
Lanzamientos
El próximo 22 de octubre, los argentinos elegirán presidente, vicepresidente, 130 diputados y 24 senadores. Antes, en agosto, todos los partidos y coaliciones deberán llevar a cabo las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que se definirán las candidaturas, pero las campañas ya están en marcha.
Esta semana, desde el oficialismo sorprendió el lanzamiento de Daniel Scioli, exvicepresidente, actual embajador en Brasil y quien en 2015 perdió las presidenciales contra Mauricio Macri.
«Una vez más les digo: cuentan conmigo. Como siempre», escribió en una carta en la que enumeró sus logros y proyectó objetivos de desarrollo para el país.
Scioli se sumó así a la lista de aspirantes peronistas que encabeza el propio presidente Alberto Fernández, quien ya anunció en varias ocasiones que disputará la reelección.
Otro de los abanderados es el ministro de Economía, Sergio Massa. La semana pasada, además, comenzó el «operativo clamor» para pedirle Fernández de Kirchner que se postule, aunque su caso es uno de los más complicados.
La expresidenta fue condenada en diciembre pasado por corrupción. El fallo incluyó un impedimento para que se vuelva a postular a cargos públicos, aunque la pena solo será efectiva hasta que la confirme la Corte Suprema de Justicia, algo que puede tardar años.
Esto significa que este año sí puede postularse. Y aunque tanto ella como sus militantes insisten en que está «proscrita», desde el pasado fin de semana en la Ciudad de Buenos Aires aparecieron afiches con el lema «Cristina 2023».
Por derecha
Del lado opositor, el panorama tampoco es el más sereno. Al igual que el oficialismo, la coalición de derecha Juntos por el Cambio está enfrascada en una serie de peleas.
El martes por la noche, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, lanzó su campaña presidencial. «Es hora de animarnos a transformar el país para siempre. #Hora2023», escribió en sus redes sociales.
A la mañana siguiente, el anuncio quedó opacado cuando el expresidente Mauricio Macri acudió a la inauguración de la casa de campaña de la diputada María Eugenia Vidal, otra de las dirigentes que busca ser candidata.
En las últimas semanas, Macri, quien todavía no descarta por completo su propia postulación, recibió tanto a Rodríguez Larreta como a la exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, una de las precandidatas más fuertes de la derecha y quien, después del anuncio de su rival, enseguida retomó su discurso provocador en un afán de arrebatarle los reflectores.
«No hay lugar para respuestas tibias ante la triste realidad que sufren los argentinos», advirtió Bullrich en un hilo en Twitter en el que descartó cualquier posibilidad de diálogo con Fernández de Kirchner, Massa y el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández; el exjuez de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaronio, o con líderes sindicalistas o sociales no afines a la derecha.
En el intercambio de posiciones, horas más tarde, Rodríguez Larreta lanzó su primer spot de campaña.
«Quiero ser presidente para que juntos terminemos con el odio y transformemos nuestro país para siempre», anunció con un video grabado en Santa Cruz, provincia ubicada en el extremo sur de Argentina.
El todavía jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuestionó a quienes usan «la grieta», término con el que se bautizó en Argentina la polarización política, como estrategia de campaña en un alegato aparentemente contra la propia Bullrich.
En este escenario, tanto al progresista Frente de Todos como al conservador Juntos por el Cambio le esperan meses de fuertes peleas internas para dirimir a un candidato, salvo que se rompan las alianzas y se multipliquen las postulaciones.