Decenas de niños han quedado atrapados en orfanatos de todo Haití, incapaces de abandonar el país cada vez más inestable y comenzar una nueva vida con sus padres adoptivos en el exterior. Un cambio en la política estadounidense desató una avalancha de solicitudes de pasaportes haitianos, abrumando la única oficina que emite esos documentos en la nación caribeña.
El presidente Joe Biden anunció el mes pasado que Estados Unidos aceptará a 30,000 personas al mes de Haití, Nicaragua, Cuba y Venezuela si pasan una verificación de antecedentes y tienen un patrocinador elegible y un pasaporte. La consecuente demanda de pasaportes haitianos desbordó la oficina que los emite en la capital, Puerto Príncipe, donde ni siquiera las personas con cita pueden abrirse paso entre la multitud agresiva o conseguir una cita nueva.
Mientras tanto, los padres adoptivos en Estados Unidos dicen que el Departamento de Estado norteamericano se ha negado a otorgar exenciones de pasaportes, por lo que temen que sus hijos sucumban en Haití al hambre, el cólera o la violencia de las pandillas. “Es exasperante”, manifestó Bryan Hanlon, un inspector postal que vive con su esposa en Washington, D.C.