Ómicron era poco conocida como la decimoquinta letra del alfabeto griego, pero ganó popularidad al usarse para designar a una de las variantes del coronavirus en noviembre del año pasado. Rápidamente, se detectó que era más transmisible que la variante de preocupación Delta y cambió la trayectoria de la pandemia.
El año 2022 arrancó con la onda expansiva de Ómicron. En solo 4 semanas y por la movilidad de las personas entre los países y dentro de sus territorios, pasó a ser la variante predominante. En 2020 algunos expertos pronosticaban que el fin de la pandemia se iba a producir en 2022, pero Ómicron cambió los pronósticos: aún está circulando.
En los últimos 28 días, se registraron en todo el mundo más de 13,7 millones de casos y más de 40.000 fallecimientos, de acuerdo con el reporte semanal de la Organización Mundial de la Salud. Esas cifras implican un aumento del 36% de los casos y un descenso del 2% de las muertes en comparación con el mes anterior.
Aquí van las 4 claves para entender cómo la pandemia fue trastocada por el predominio de Ómicron durante este año que se va:
1 – Hubo circulación exclusiva de la variante Ómicron todo el año
“Ómicron cambió las reglas del juego”, sostuvo la doctora Maria Van Kerkhove, epidemióloga especializada en enfermedades infecciosas y directora técnica para el COVID en la OMS. “El enorme volumen de casos que experimentaron los países y la sincronía de cada una de las olas en todo el mundo es algo que no habíamos visto antes”, reconoció en diálogo con CBC News de Canadá.
Fue declarada como variante de preocupación el 26 de noviembre del año pasado. Científicos de Botsuana, Hong Kong y Sudáfrica habían compartido rápidamente las pruebas de su detección y las debatieron en una reunión especial del Grupo asesor sobre evolución de los virus de la OMS.
Los primeros datos mostraban una rápida propagación de Ómicron en Sudáfrica y un mayor riesgo de reinfección en comparación con las variantes que circulaban anteriormente.
Ómicron causó las olas más altas de casos de COVID durante toda la pandemia aunque no se trasladaron a impulsar una tasa superior de mortalidad.
“Diferentes factores podrían haber motivado que Ómicron se convirtiera en la variante exclusiva durante 2022″, dijo a Infobae la doctora Carolina Torres, quien es parte del Proyecto País —la iniciativa de vigilancia genómica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Argentina— e investigadora en virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet.
Uno de los factores es que Ómicron habría tenido una capacidad biológica diferencial que le permitió ser más transmisible en comparación con las variantes anteriores. También se sumó que Ómicron tiene mutaciones que hacen que no sea reconocida por la inmunidad otorgada por la infección previa o por vacunación, resaltó Torres.
Además, el tercer factor que contribuyó al predominio de Ómicron tuvo que ver con la reducción de la protección por las vacunas con el paso del tiempo. “Como la protección dada por las vacunas decae después de los cuatro meses, las personas están expuestas a adquirir el virus. Eso pasó también con las otras variantes. Por eso, se necesita la aplicación de los refuerzos”, comentó la doctora Torres.
Igualmente hay que tener en cuenta que la alta protección que brindaron las vacunas combinada por la inmunidad previa por haber tenido la enfermedad habrían influenciado para que las olas de COVID durante 2022 produjeran menos casos graves y muertes que las de los años anteriores.
“Si bien es muy difícil contar con pruebas contundentes que lo demuestren exhaustivamente, se considera que las olas de Ómicron durante 2022 no han causado tantos casos graves y muertes por el efecto combinado de la vacunación y la inmunidad previa por la infección”, agregó la científica.
2- Varió el predominio de linajes y descendientes de Ómicron
En la actualidad, circulan más de 500 linajes de la variante Ómicron. Pero hasta el momento ninguno ha sido designado como nueva variante de preocupación (a pesar de que hubo un debate entre expertos meses atrás). Algunos de esos sublinajes han circulado más que otros y han dado lugar a diferentes olas de casos de COVID a lo largo del año.
Los sublinajes tienen mucho en común: todos son altamente transmisibles, se replican generalmente en el tracto respiratorio superior y tienden a causar enfermedades menos graves en comparación con las anteriores variantes preocupantes. Coinciden en que tienen mutaciones que les permiten escapar más fácilmente a la inmunidad acumulada en cada persona.
La primera ola de Ómicron fue impulsada por el linaje BA1, que hizo desbordar los centros de testeos en muchos países. Luego en abril y mayo, en países como la Argentina, prevaleció la circulación de Ómicron BA2, y en julio se registró una ola por BA.4 y BA.5. Finalmente desde noviembre y diciembre la ola en Sudamérica estaría asociada a los linajes BQ.1, XBB y BA.2.75, que ya fueron detectados por Proyecto País en la Argentina.
Entre todos los linajes de Ómicron, hoy 6 son monitoreados con más atención. Pero como los testeos están solo accesibles para los grupos más vulnerables, la vigilancia genómica del virus es más limitada ahora.
La OMS avisó días atrás que hay diferencias entre los países en cuanto a la capacidad de los países para hacer secuenciación genómica, cambios en la estrategia de tomar las muestras y demoras en la carga de datos de los estudios. Por lo cual, el sistema de vigilancia genómica del coronavirus hoy tiene limitaciones.
3- Bajó el uso del barbijo y aún se tiene poco en cuenta a la ventilación
El coronavirus se transmite principalmente por el aire. Si una persona está infectada (con o sin síntomas) puede transmitir el virus al exhalar, toser, estornudar, hablar, gritar o cantar. Por esto, ya está demostrado que el uso adecuado de los barbijos o mascarillas y la ventilación cruzada y permanente de los ambientes cerrados son herramientas claves para reducir el riesgo de transmisión del virus.
Sin embargo, durante el 2022 el uso del barbijo decayó. En varios países su uso dejó de ser obligatorio. El 21 de setiembre, el Ministerio de Salud de la Argentina eliminó el carácter obligatorio del uso del barbijo. Aunque tras la nueva ola de casos que empezó en noviembre, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, y Córdoba establecieron el uso obligatorio del barbijos en hospitales y centros de salud. En Formosa ahora es obligatorio en todos los organismos públicos, incluyendo los hospitales.
En cuanto a la ventilación, se trata de una medida que no solo sirve para la prevención del COVID. También se la recomienda desde hace décadas para controlar infecciones como la tuberculosis o la gripe. Aún cuesta que se incorpore masivamente en todo el mundo. Una de las iniciativas para adoptar la ventilación se empezó en los Estados Unidos como una parte esencial del plan del Presidente Joe Biden contra el COVID, que incluye las vacunas bivalentes y los tratamientos para salvar vidas.
Consultada por Infobae, la doctora Lidia Morawska, directora del Laboratorio Internacional de Calidad del Aire y Salud, que depende de la Universidad de Tecnología de Queensland en Australia y una eminencia mundial en el tema, explicó: “En general, el uso de medidas permanentes para mejorar la ventilación no ha aumentado durante 2022. Quizá se ha empezado a hablar sobre el tema. Lo cual es un buen punto de partida, pero aún nos queda mucho camino por recorrer”.
El principal obstáculo al progreso para implementar la ventilación “es la falta de un marco jurídico y de una normativa que obligue a adoptar esas medidas”, sostuvo la científica Morawska. El derecho a respirar un aire interno más limpio y libre de patógenos como el coronavirus está pendiente.
4- Se desarrollaron las dosis de vacunas bivalentes y las nasales
La primera generación de vacunas contra el COVID estuvo lista tras rigurosos ensayos clínicos que demostraron su eficacia y seguridad durante el primer año de la pandemia. En 2022 se consiguió que el 66% de la humanidad accediera al esquema primario de dosis, pero aún la falta de equidad en el acceso continúa. En África la cobertura es baja como también lo es en Haití, Jamaica y en Afghanistán, entre otros países.
En cambio, en cuanto a las dosis de refuerzo, hubo más demoras en las aplicaciones por vacilación de las personas. “La percepción del riesgo ante la posibilidad de tener el COVID-19 se redujo notablemente en 2022. En la Argentina, aún la cuarta dosis y quinta no se ha generalizado”, comentó a Infobae la doctora en ciencias sociales Karina Inés Ramacciotti, investigadora principal del Conicet y de la Universidad Nacional de Quilmes.
Mientras tanto, el 2022 vino con novedades con diferentes vacunas. En agosto pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos autorizó el uso de vacunas de refuerzo bivalentes. Fueron desarrolladas para la subvariante BA.5 de Ómicron. También España, el Reino Unido, Suiza, Brasil, Chile y Panamá están aplicando las vacunas bivalentes. En la Argentina, podrían estar disponibles durante los primeros meses de 2023.
Otra variación de las vacunas también está en marcha con respecto a la forma de administración. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se han estado evaluando 14 vacunas nasales contra el COVID durante 2022. Hay estudios preclínicos con ese tipo de vacunas en la Argentina, Australia y los Estados Unidos. En la India y China —donde hay una ola explosiva de casos después de haber abandonado abruptamente su política COVID Cero— recientemente se autorizaron vacunas nasales para uso de emergencia.
Durante 2022 los problemas económicos, sociales y políticos tomaron prioridad frente a los aspectos sanitarios, según Ramacciotti. “Pero se debería considerar que la pandemia no terminó. Siguen habiendo secuelas vinculadas a los efectos que deja la enfermedad. Pareciera que las recomendaciones que todavía siguen siendo vigentes han quedado en el olvido y solo voces -cada vez más aisladas- nos recuerdan las múltiples consecuencias de la pandemia”.